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Informes - Investigaciones

Combate de San Lorenzo
3 de Febrero de 1813

Por Elena Luz González Bazán especial para Historia de Latitud Periódico y Villa Crespo Digital

4 de febrero del 2023. Ampliado el 6 de febrero del 2023

LA GESTA INDEPENDENTISTA

Se libra el Combate de San Lorenzo en la actual provincia de Santa Fe, primer triunfo del general San Martín en nuestro territorio conquistado. Corría el mes de febrero de 1813, San Martín hacía poco tiempo había desembarcado en estas tierras conquistadas y se pone al frente de una gesta que marcará el nuevo camino de nuestro continente.
El Combate de San Lorenzo es una instancia de la guerra por la Independencia que deja un jalón esencial y la continuidad de ese sueño que se hace realidad.

COMBATE DE SAN LORENZO

El objetivo de la lucha era defender el Litoral desde Zárate hasta Santa Fe de los realistas al mando del Comandante Zabala que habían invadido el territorio.
La orden fue: “Que nadie dispare un tiro, ¡galope, sable y lanza!” A partir de esta lucha en San Lorenzo, la historia nos permite rescatar los valores de los granaderos: disciplina, valor, eficiencia y el valor por la vida.
Cabe destacar que en éste combate Juan Bautista Cabral muere salvando a San Martín, quien había quedado apresado bajo su caballo muerto.
Agonizando el correntino Juan Bautista Cabral pronunció una frase en guaraní: “muero contento, hemos batido al enemigo”.

 

La transcripción de los siguientes párrafos sobre el Combate de San Lorenzo, pertenecen los hermanos Robertson, estos, habían llegado al Rio de la Plata.
John había arribado en 1809 y William en 1814.
Su actividad fue en acciones comerciales, financieras y también se sostiene en las vinculaciones con los sectores políticos de la época.
Dicha actividad fue intensa y abarcó un período que se prolongaría hasta 1825/1830.

Además, los hermanos Robertson estuvieron asociados a comerciantes y capitalistas ingleses de Buenos Aires y el litoral.

Es importante destacar que sus negocios fueron emprendidos para beneficio directo y sacaron ventajas en tal sentido.
John P. Robertson con tan solo 21 años en 1813 será testigo directo del COMBATE DE SAN LORENZO.

COMBATE DE SAN LORENZO

Su relato, desde Bartolomé Mitre en adelante, fue utilizado para la descripción del mismo.

Un siglo más tarde aparecen estas narraciones en las Cartas y se hace conocido este relato sobre el combate.

LA TRANSCRIPCION DE AQUELLAS HORAS

"Por la tarde del quinto día llegamos a la posta de San Lorenzo, distante como dos leguas del convento del mismo nombre, construido sobre las riberas del Paraná, que allí son prodigiosamente altas y empinadas...
… No habían corrido muchas horas cuando desperté de mi profundo sueño a causa del tropel de caballos, ruido de sables y rudas voces de mando a inmediaciones de la posta.
El coronel (por San Martín, a quién había conocido en Buenos Aires en la casa de Escalada), me informó que el Gobierno tenía noticias seguras de que los marinos españoles intentarían desembarcar esa misma mañana, para saquear el país circunvecino y especialmente el convento de San Lorenzo. Agregó que para impedirlo había sido destacado con ciento cincuenta Granaderos a caballo de su Regimiento; que había venido (de noche principalmente para no ser observado) en tres noches desde Buenos Aires. Dijo estar seguro de que los marinos no conocían su proximidad y que dentro de pocas horas esperaba entrar en contacto con ellos.
...No tuve dificultad en persuadir al coronel de que me permitiera acompañarlo hasta el convento... Justo antes de despuntar la aurora, por una tranquera en el lado del fondo de la construcción, llegamos al convento de San Lorenzo...
Por el portón de entrada al patio y claustros, se hicieron los preparativos para la obra de muerte. Por este portón San Martín silenciosamente hizo desfilar sus hombres y una vez que hizo entrar los dos escuadrones en el cuadrado, me recordaron, cuando las primeras luces de la mañana apenas se proyectaban en los claustros sombríos que los protegían, la banda de griegos encerrados en el interior de caballo de madera tan fatal para los destinos de Troya...
...El coronel San Martín acompañado por dos o tres oficiales y por mí, ascendió al campanario del convento y con ayuda de un anteojo trató de darse cuenta de la fuerza y movimientos del enemigo..., y tan pronto aclaró el día...
Pudimos contar claramente alrededor de trescientos veinte marinos y marineros desembarcando al pie de la barranca y preparándose a subir a la larga y tortuosa senda, única comunicación entre el convento y el río. Era evidente, por el descuido con que el enemigo ascendía el camino, que estaba desprevenido de los preparativos hechos para recibirlo, pero San Martín y sus oficiales descendieron de la torrecilla y después de preparar todo para el choque, tomaron sus respectivos puestos en el patio de abajo.
Los hombres fueron sacados del cuadrángulo, enteramente desapercibidos, cada escuadrón detrás de una de las alas del edificio. San Martín volvió a subir al campanario y deteniéndose apenas un momento volvió a bajar corriendo, luego de decirme: "Ahora, en dos minutos, estaremos sobre ellos, sable en mano". Fue un momento de intensa ansiedad para mí. San Martín había ordenado a sus hombres no disparar un sólo tiro. El enemigo aparecía a mis pies seguramente a no más de cien yardas.
Su bandera flameaba alegremente, sus tambores y pitos tocaban marcha redoblada, cuando en un instante y a toda brida, los dos escuadrones, desembocaron por atrás del convento y flanqueando al enemigo por las dos alas, comenzaron con sus lucientes sables la matanza que fue instantánea y espantosa. Las tropas de San Martín, recibieron una descarga solamente, pero desatinada, del enemigo.
Todo lo demás fue derrota, estrago y espanto entre aquel desdichado cuerpo...
La carga de los dos escuadrones instantáneamente rompió las filas enemigas y desde aquel momento los fulgurantes sables hicieron su obra de muerte tan rápidamente, que en un cuarto de hora el terreno estaba cubierto de muertos y heridos.
Un grupito de españoles había huido hasta el borde de la barranca; y allí, viéndose per seguidos por una docena de granaderos de San Martín, se precipitaron barranca abajo y fueron aplastados en la caída... En vez de rendirse como prisioneros de guerra, dieron el horrible salto que los llevó al otro mundo...
...De todos los que desembarcaron volvieron a sus barcos apenas cincuenta. Los demás fueron muertos o heridos, mientras San Martín solamente perdió, en el encuentro, ocho de sus hombres.
...Esta batalla (si batalla puede llamarse) fue, en sus consecuencias, de gran provecho para todos los que tenían relaciones con el Paraguay, pues los marinos se alejaron del río Paraná y jamás pudieron penetrar después en son de hostilidades".

J.P. y G.P. Robertson, "Cartas..." cit., t. II, p. 144.

FUENTES: bibliotecasuncuyo, Villa Crespo Digital, Latitud Periódico y otras fuentes.

Caracteres: 5650 . 1278

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